Este incidente pasó hace algunos años y fue la historia de un chico, que murió por soñar, pero no simplemente un sueño más de tantos que se duermen, era un deseo que flotaba como un juguete de marionetas en la dulce imaginación. Un día sería actor de su propia vida y también actuaría delante de un mundo que se le aparecía de un color gris. En este régimen de orden anti- libertario el vehículo que encontró para manifestar su insatisfacción e intentar transformar este panorama cruel (y pintar este cuadro sin colores) fue el Arte, el arte de actuar, el Arte, esta, lo más cercana de la condición humana, que expone, que hace pensar e incluso tiene el poder de ridicularizar al hombre y su existencia, este Arte se llamaba TEATRO. Sin embargo, este chico vivía en un pueblo y por tal motivo este contexto no permitía un avance en sus pretensiones, el límite fue la frontera que él necesitaba para dejar su origen y buscar el que sería un universo sumergido del Arte y hacia la transgresión. Entonces, nuestro personaje soñador buscó el viento como guía, donde la única seguridad que tenía era el Arte y así se fue con un rostro esperanzador, con una sonrisa llena de lágrimas por la ciudad que dejó atrás. Llegar a la ciudad, no era algo exactamente concreto, pues la idea abarcaba una serie de insinuaciones que ningún ser que probaba de esta existencia podría tocarla, sobre todo si este ser es un artista, o mejor, un hombre por encima de todo, después artista que improvisó su destino. Llegando a la ciudad, se fue ha hacer lo que le tocaba, hacer teatro. Su primero desafío fue donar su camino a esta institución cuyos valores eran supuestamente el Teatro y sus métodos exitosos. Se enfrentó a un maestro que, como un mago experto, jugaba tramposamente sobre el poder de dos palabras decisivas para nuestro personaje. (¿Qué tal un nombre? Alfredo… ¿gustáis?) El “si” o “no” significaba más de que una monosilábica palabra, estaba afectada de connotaciones y apuntada para el camino de la ilusión. Y por suerte de esta historia las connotaciones e ilusiones desembocaron en un “si”. Este “si” no sólo dado por un maestro cuyo papel es de mero coadyuvante, pero una afirmación concedida por los dioses del Arte y su libre verdad contra los tiranos disfrazados de profeta.
Pasado este breve episodio, Alfredo empieza atravesar y experimentar un juego de emociones, hacia una conciencia de esta elección que viene a elucidar los conflictos, hasta ahí algo naturalmente comprensible para una alma de artista. Pero lo que Alfredo no esperaba era la dimensión que alcanzaría esta paradojo que le atacaba y que culminó en un choque con esta Sagrada Institución Teatral y sus reglas “casi dogmáticas”. La crisis, así podemos llamar este momento, pero del caos nace la estructura, como de la tragedia nace la comedia. Así se dio la quiebra, la ruptura que inicia a ser firmada por una pequeña legión de jóvenes que abstrayendo una complejidad inexistente, se podría decir que el único compromiso sería con el Arte y la complicidad que solicita para su labor. Surge entonces el grupo de teatro que llamaremos… NOVIEMBRE!!!
Mientras el nacimiento y todo el deseo de una Arte rumbo a la libertad, los compañeros de este viaje se encontraban entretenidos por el contexto que les agredían, el trabajo X capital, necesitaban sobrevivir. Esto se tornó un obstáculo e impulsor de toda una creación artística que será gozada por una ciudad y la orden establecida. La primera función revela toda la sinergia de este grupo, escandalizando y encantando los peatones y sus miradas curiosas por la calle Velazquez, la subversiva así dicha por los “puretas” y la formidable “La Dama Caliente” para los incansables amantes. El que acabaría viniendo ser el inicio de un recorrido de una manera de interpretar, desconocido tanto en calles y los teatros con sus previsibles obras y un público educadamente adestrado. Y así, nace de la creatividad, una vida de frutos dulces y con insinuantes espinas, saboreada por los que tienen sed y arden por el fuego del deseo. Sin embargo, como ya decimos Noviembre no brillaba para algunos, haciendo daños y sufocando con la corbata en cuello de la buena sociedad. Con esto, surge un teatro libre, un teatro que el público dar sentido a la obra, un teatro de hormonas sobre todo. “Punkys Alegres”, “Querubines del Demonio” y… colisión, pues la ley cumple la orden y el teatro cuestiona las fallas de esta sociedad. El conflicto es generado, y el riesgo es el teatro convencional, pero Noviembre es la próxima revolución, la reforma que todavía no empezó, algo que se explica en “Olvidados” con su estética marginal, contrariando el miedo y las debilidades de una ciudad, la cual ofrece la espalda en un gesto de caridad. A partir de ahí, estés jóvenes dividen la belleza de su manifiesto artístico entre espectáculos en la calle y visitas a distritos policiales del Barrio central de la gran ciudad. La policía actúa y roba a favor de la ley, detiene el material escénico, en un intento de frenar el que no se para, el movimiento.
El teatro convencional que era la gran plataforma y que degeneraba esta libre arte, ahora pasa a servir por vías laterales a su política y sirviendo a otra orden, la sociedad del caos, aquella que no se gobierna, pues nadie le financia. La sensibilidad de un trabajador servil, arma nuevamente Noviembre para la batalla frontal y el fusilamiento a la buena moral y la ética religiosa. Viene con “Rey Verdugo”, después, “Guerra Nuclear”, “La Puta Tele”, “Los Setenta son vuestros”, “La sobremesa”, “Tinto de Verano”, hasta… “Atentados”, en lo cual se monta un espectáculo- performance donde simulaban asesinatos proponiendo una discusión sobre el tema del terrorismo político. El crimen es visto como apología al terrorismo y simulación de delito, indignando por un lado una clase de la sociedad y en el otro opuesto el medio artístico y la libertad de expresarse. Junto viene el terror y el miedo, seguido de emociones turbias fruto del arrepentimiento, la tensión aumenta con la posibilidad de la traición a los principios, y la purgación seria la transformación del que era apenas Arte para la reducción de un producto corrompido. El espectador con sus interesantes charlas en el foyer antes de la función seria el monstruo consumista que compra entretenimiento para escapar de sus aburridas rutinas. “Mesías” seria una nueva fase de Noviembre se los mandamientos pudiera ser olvidados, pero esto solo podría ocurrir caso no fuera una historia donde existía únicamente una versión, la subversión al establecido. Contractos rotos, negación a los prestigios, a lo que seria a gloria, solo resta el Teatro Real. El gran espectáculo estaba por venir, estrategia montada, personajes ilustres en las confortables butacas y en los camerinos con la frescura de los artistas- celebridades, mientras que en otros bastidores se hacia mucho más ruido y la repercusión todavía seria más notable y digno de aplausos y abucheos. En el lavabo de aquel teatro estaba los artistas que iban cambiar el guión de la noche, el improviso se acercaba con el pasar del tiempo, imprevistos que nadie esperaría en esta función. Primero timbre, segundo, se abre las cortinas empieza el gran concierto, entonces, enciende la luz y… NOVIEMBRE!!! - Contra la rutina, la industria cultural, la burocracia de las organizaciones públicas, la comodidad, al teatro burgués, todo, todo… menos el Arte!!!- Público paralizado, metidos en sus paquetes recién- comprados en las tiendas de la moda “cult” de la cosmópolis. En el tablado el discurso de un hombre- artista y proletario de su movimiento, hasta el ridículo insoportable de una platea que busca en el arte la salvación de sus pecados. La policía, una vez más, el antídoto para los jóvenes Noviembre, y el payaso que protagonizaba la escena dispara con su pistola en las almas carentes, alarme falso, era una flor. Mientras que el guardia en la tarea del oficio descarga el odio mortal de una violencia muy antigua al artista y su fe. Es la muerte de Alfredo, es el homicidio más ingrato, tan injusto cuanto las guerras, el disparo es el asesinato de una poética que Noviembre polemizó, y así se muere la poética Aristotélica, la poética de la catarsis, de la conformidad y nace un Noviembre Brechtiano en aquella ciudad de nombre aún desconocido.
martes, 3 de febrero de 2009
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